domingo, 1 de octubre de 2017

OCTUBRE

Octubre es un mes de cambios repentinos. Lo que ha brotado en la primavera y crecido durante el verano ahora se cosecha antes de que llegue el invierno. Es el momento de visitar los mercados de agricultores para encontrar calabazas y tubérculos de fin de temporada, cestas de manzanas crujientes y uvas maduras. Pero ¿por qué no visitar un viñedo local para degustar vinos de hielo?

Los espíritus de la naturaleza de octubre incluyen las hadas de la helada y las de las plantas, unas entidades míticas que tocan las uvas con escarcha con el fin de que sean perfectas para la producción de vino de hielo. Elaborado con uvas que se han congelado de manera natural mientras permanecen en la vid y luego se han recolectado con rapidez, el vino de hielo representa la culminación de la energía de todos los elementos combinados para producir un verdadero “licor” sagrado.

Producido en regiones vitivinícolas nórdicas que disfrutan de heladas estacionales, el vino de hielo se elabora en lotes muy pequeños y su dulce sabor único está muy buscado. Si bien sus orígenes se encuentran en la antigua Roma, ahora se produce una gran cantidad de vino de hielo en Alemania y en las regiones vinícolas de la Columbia Británica y Ontario, Canadá.

Tradicionalmente, el vino de hielo era blanco, y Vidal Blanc, Riesling y Gewürztraminer eran las variedades de uva más populares. Pero desde hace poco tiempo también se usan las uvas tintas con mucho éxito, entre las que se incluyen Cabernet Franc y Shiraz. Mientras todavía están en la vid, el contenido del agua de las uvas se congela, pero no los azúcares y otros sólidos. Después de una frenética recolección manual, las uvas se prensan mientras siguen congeladas. Como de ellas se obtienen cantidades tan pequeñas de líquido, su esencia y su sabor se concentran. Después de la fermentación producen un vino de hielo muy dulce y gustoso, relativamente caro y codiciado.

Mientras celebras esta época sagrada, ¿por qué no buscas este codiciado néctar, levantas una copa hacia los espíritus sagrados, brindas por los elementos y su culminación mágica, y pronuncias una bendición?

Ritual para beber a sorbos la abundancia
Ninguna estación es única y ningún elemento es del todo independiente. A medida que la rueda del año va llegando a su fin, tómate un momento para recapitular. Mira hacia atrás a las estaciones que han transcurrido y que han culminado en la producción del vino de hielo sagrado.

Vístete con ropa de abrigo, sírvete un vaso de vino de hielo y sal a un lugar donde puedas girar con facilidad y contemplar la naturaleza en todas las direcciones.
Ponte cara al este, levantando tu copa para saludar a la dirección, y luego toma un sorbo. Di:

Sol de primavera, fuego ritual; las primeras vides brotan y crecen.

Gira hacia el sur, levantando tu copa para saludar a la dirección, y luego toma un sorbo. Di:

Agua de verano, hidratación líquida; la abundancia de la madre conocemos.

Gira hacia el norte, levantando tu copa para saludar a la dirección, y luego toma un sorbo. Di:

Tierra de otoño, fértil y rica; bruja, es tu momento de sabiduría.

Gira hacia el oeste, levantando tu copa para saludar a la dirección, y luego toma un sorbo. Di:

Aire invernal, cortante por las heladas; oscuridad sé ahora mía.

Mira la copa, mientras remueves el vino de hielo, diciendo:

Yo arremolino juntos estos cuatro elementos,
su abundancia culmina en la eternidad.

Toma un sorbo final y saborea el dulzor, y di:
Bendito sea.


-Dallas Jennifer Cobb

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